UNA SELECCIÓN DE MIS RELATOS MAS ATREVIDOS

lunes, 7 de septiembre de 2015

MINI RELATOS (4): EL SECRETO DE PAULA






Ya le pareció demasiado extraño cuando Paula se empeñó en vivir en aquella casa cerca del cementerio. Nunca estuvo de acuerdo, pero Jon terminó por aceptar. La quería mucho y, tras tres años de relación, se moría de ganas de vivir con ella; aunque fuera al lado de un cementerio.
Pero aquello no era lo peor. Estaban los misteriosos paseos nocturnos. Todas las noches, a la 1 de la madrugada, Paula se levantaba de la cama y salía de la casa, volviendo horas después sucia de tierra y hierba y con algunos arañazos. Ella le decía que era sonámbula y no quería hablar del tema. Pero él, aunque se hacía el dormido, la observaba, y sus movimientos no parecían los de una sonámbula.
Ella se lo dejó claro tajantemente.
- Seré sincera contigo en todo lo que quieras, menos en esto. Es algo que me atañe solo a mí. Si no lo aceptas, deberíamos romper.
A Jon no le quedó más remedio que aceptar y dejó que ella saliera cada noche mientras él se quedaba en la cama esperando preocupado.
Una noche decidió observarla desde la ventana y, para su asombro, vio que se dirigía hacia el cementerio. Esto fue ya suficiente para él. Ella seguía sin querer hablar del tema, pero él iba a averiguar qué era lo que estaba pasando.
La noche que decidió seguirla deseó no haberlo hecho. Escondido tras una gran lápida vio como Paula, bajo la luz de la luna, se quedada parada en un pequeño montículo. En esos momentos, varias tumbas se abrieron y, para su sorpresa, los muertos que las ocupaban salieron de ellas y rodearon a la chica.
Estuvo a punto de gritar e ir corriendo a ayudarla. Pero cambió de idea cuando, perplejo, vio como su novia se quitaba el camisón y se quedaba completamente desnuda ante los muertos. Luego, se tumbó sobre la hierba y, uno a uno, se fue follando a los muertos sin que pareciera que le desagradara todo aquello. Todo lo contrario, parecía disfrutar mucho con eso; incluso más que cuando hacía el amor con él.
Al día siguiente, furioso, se lo contó todo a la cara. Creía que ella se iba a enfadar o iba a romper a llorar pero, en lugar de eso, se mostró muy tranquila.
- Lo siento, cariño. Me gustaría dejarlos, pero es que los vivos no lográis saciarme del todo.
Jon no daba crédito a lo que estaba oyendo. Más furioso que nunca, le dijo que lo iba a contar todo, que hasta su familia iba a saber lo zorra que era y que iba a hacer que demolieran el cementerio y que quemaran a todos esos muertos.
Paula, en cambio, seguía muy tranquila.
- Lo siento, cariño. No sabes lo que me duelo oír eso…
Entonces, de las distintas puertas que daban a esa habitación, comenzaron a aparecer muertos vivientes que, lentamente, caminaron hacia él. Intentó escapar, pero enseguida se vio rodeado. Miró a Paula, que seguía tranquila mirándolo. Una maliciosa sonrisa se dibujó en su rostro.
- Lo siento, cariño. Te quiero mucho. Pero ya te dije que no cambiaría mis costumbres por ti…
Jon gritó y suplicó, pero Paula continuó mirándole pasivamente mientras los zombies se abalanzaban sobre él.

Esa misma noche, Paula volvía a estar desnuda sobre la hierba cabalgando sobre un zombie mientras los demás muertos vivientes esperaban su turno. Gozosa, miró hacia un zombificado Jon, que observaba la escena justo al lado; las heridas de los mordiscos que tenía por todo el cuerpo habían dejado de sangrar hace tiempo.
Ella sonrió maliciosamente.

- Tranquilo, cariño… –dijo entre jadeos de placer –. Pronto llegará tu turno…







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