UNA SELECCIÓN DE MIS RELATOS MAS ATREVIDOS

jueves, 3 de septiembre de 2015

MINI RELATOS (1): LA INFIDELIDAD






Ana irrumpió en el apartamento con cara de pocos amigos. Luis, su novio, se encontraba en esos momentos en la sala de estar viendo la Tv.
- ¿No tenías que estar trabajando, cariño? –preguntó él, perplejo, mientras apagaba el aparato con el mando a distancia y se ponía en píe.
- He salido antes para pillarte –le fulminó con la mirada.
El chico, cada vez entendía menos lo que pasaba.
- ¿Pillarme…? Si solo estaba viendo la tele y antes me he echado la siesta.
Ella se cruzó de brazos y sonrió de forma sarcástica.
- Claro que te la has echado. Y muy bien acompañado, debo añadir…
El chico abrió los ojos como platos y, rápidamente, se puso a la defensiva.
- No sé lo que te habrán dicho tus amigas –dijo con voz temblorosa –. Pero yo jamás te engañaría…
- A si…
Entonces, fue hacia la cortina que cubría el acceso a la terraza y la abrió de golpe. El chico se quedó boquiabierto cuando su novia dejó al descubierto a una chica en ropa interior.
Ana lo fulminó con la mirada y, sin decir una sola palabra, fue hacia el cuarto de baño y descorrió de golpe la cortina de la ducha. Otra chica, también en ropa interior, quedó al descubierto. Después, fue hacia el dormitorio, abrió el armario y una tercera chica en ropa interior quedó descubierta.
Luis, totalmente perplejo, alzó las manos y se dispuso a decir algo. Pero Ana no le dejó hablar.
- ¡Fuera de mi apartamento! –le gritó mientras le fulminaba con los ojos.
Luis siguió intentando excusarse, pero Ana lo sacó a empujones del apartamente, cerró la puerta de un portazo y echó la cadena. Muy seria, se volvió hacia las tres chicas, que se encontraban reunidas en la sala de estar.
Inesperadamente, sonrió de una forma maliciosa; sonrisa que imitan al instante las tres chicas.
     - Bien hecho, chicas. Lo habéis hecho genial. No sabía como deshacerme de ese pesado. Llevaba ya tres meses apalancado aquí y había empezado a hablar de matrimonio.
Las tres chicas fueron hasta donde estaba ella, la rodearon y empezaron a acariciarla sensualmente.
- No ha sido muy difícil colarnos cuando estaba durmiendo –dijo una de las chicas –. Con esos ronquidos podría haberse colado una excavadora y ni se habría enterado –las cuatro rieron.
Una a una, Ana besó a las tres apasionadamente en los labios.
- Ahora, chicas, vamos al dormitorio. Esto hay que celebrarlo como es debido…







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